El templado de aceros y materiales ferrosos transforma su microestructura mediante el aumento controlado de la temperatura superficial, seguido de un enfriamiento rápido.
El proceso de templado mediante sofisticados láseres de alta potencia, combinado con un software de control de última generación, es el mejor proceso para el endurecimiento superficial de componentes, incluso los más delicados y de geometría compleja. Gracias al elevado control del aporte térmico (temperatura, densidad de energía, etc.) localizado únicamente a las zonas a endurecer, es posible tratar piezas y/o superficies que serían imposibles de endurecer con tecnologías y procesos convencionales, incluida la inducción. Además, el control preciso del proceso permite regular eficazmente el calentamiento y enfriamiento de las zonas a templar, consiguiendo durezas superiores a las de los procesos convencionales.